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dimarts, 23 de febrer del 2010

David Pur: "Fumé hasta los 110 años, pero sin tragar el humo"

David Pur, un israelí que nació hace 115 años en Irán, es el hombre más viejo del mundo. Su secreto para la longevidad: "No perder el optimismo ni entregarse a la envidia"

Cuando nació, el imperio otomano era una potencia, Irán se llamaba Persia y el mundo no podía esconder su emoción tras la proyección de la primera película de cine. Ciento quince años más tarde, la familia de David Pur afirma que se trata del hombre más viejo de la tierra. Tres de sus nueve hijos que siguen vivos, 18 nietos y 56 bisnietos esperan la llegada de un enviado de Guinness que formalice el título de David.

Devoto. Aunque prácticamente no ve, David Pur sigue rezando de memoria los textos de las plegarias judías y de la Torá; "Tuve mucho tiempo para memorizar", bromea
Devoto. Aunque prácticamente no ve, David Pur sigue rezando de memoria los textos de las plegarias judías y de la Torá; "Tuve mucho tiempo para memorizar", bromea / Y. Kogut

Hace tres meses se mudó a un asilo en la ciudad israelí de Rehovot. Prácticamente no ve, pero continúa rezando de memoria todos los textos de las plegarias judías y de la Torá. "Tuve mucho tiempo para memorizar los escritos bíblicos", comenta sonriendo. Hace reír con sus chistes a toda la familia, que le visita a diario. "Lo principal es no perder el optimismo. Yo, que enterré a la mujer de mi vida hace 50 años y a seis de mis hijos, entiendo que no hay que permitir que la amargura se apodere de nosotros. Ni hay que envidiar". Y advierte, apuntando con el dedo: "Cuidado, mi niño. Los celos traen muchas enfermedades y al final te matan. No hay que correr toda la vida para lograr una casa más grande y un coche mejor. Debemos contentarnos con lo que hay".

David nació en Persia en 1895 y se convirtió en asesor del sha, que admiraba su dominio de idiomas, como el persa, hebreo, árabe, arameo y francés (a los que ha añadido el tagalo, que ha aprendido con los filipinos que le cuidan). Cuando habla con este diario se expresa en hebreo pero a veces vuelve a su idioma natal, sin darse cuenta. Sus nietos sirven de intérpretes. La familia Pur hizo su alia (ascensión, es decir, emigración) a Israel en 1948.

Hasta los 110 años el anciano fumaba, aunque asegura: "El daño era más reducido, porque nunca tragué el humo". Cada mañana a la hora del desayuno bebe un vasito de aguardiente y come frutos secos. "Lo mejor es no comer en la calle, porque vete a saber cuando cambian el aceite y sin saberlo tragas veneno. Yo evito la carne y los fritos y como muchas frutas y verduras", comenta.

Cada mañana hace sus plegarias junto a Moshe, que acaba de cumplir 100 años y a menudo parece perdido. Es su compañero mayor quien le cuenta.

David escucha las noticias en la radio y en la televisión. El nieto del anciano es un conocido general del ejército, Yoav Mordejai. David le da su opinión sobre la mentalidad iraní, su patria natal. "Hay que ser fuerte con el régimen de los ayatolás y no temerles", dice a su nieto., que se siente obligado a tranquilizar al abuelo.

Su hijo Salim, de 70 años, le acompaña a menudo y comenta tras un largo suspiro: "Mi padre al final lo resuelve todo con una sonrisa. Ya quisiera yo ser como él. Mientras él siempre es positivo y nos anima a todos, yo llevo años tomando antidepresivos..."

Hace diez años, una médico de 80 años, con la que tenía una relación cercana, le propuso casarse por segunda vez, pero David se negó. "Lo siento, ninguna mujer puede reemplazar a mi fallecida esposa", se excusó.


La Vanguardia

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